Después de un fin de semana intenso...sólo me queda dar gracias...
Gracias a Dios y gracias a la Vida por haber puesto en mi camino, como un regalo, a mi amiga, a Rosa...
33 años hace ya que nos encontramos (ufff, se dice pronto...)
Su generosidad, su entrega, su fortaleza, su bondad, no tienen límites; y aún en sus momentos más duros, piensa en los demás, acompaña a quien lo necesita, se pone al servicio de todos...
Mi amiga, tiene un corazón enorme, en él, cabemos todos: encontramos cobijo, consuelo, cariño, escucha...
Yo sólo tengo el privilegio de conocerla desde antes...Pero su vida está llena de personas que la quieren, que la aprecian, que la llevan en el corazón; y hoy nos hemos unido a ella y a su familia en el dolor de la pérdida de su padre, pero también en la alegría de la Resurrección...
¡Qué maravilla vivir la fe y poder compartirla! ¡Me encanta mi heredad!
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